Podría aportar un sinfín de datos que sobre las bondades de la biomasa circulan cotidianamente a nuestro alrededor; como por ejemplo: el informe anual Powered ahead: 2010, realizado por la consultora suiza KPMG, que refleja que «la energía renovable que más interés está generando entre los inversores es la biomasa y que genera más interés que la solar o la eólica.» o el VI Estudio de inversión y empleo en el sector forestal que aportó datos económicos y sociales sobre las ventajas de contar con la bioenergía, como que puede cubrir el 3% de la energía primaria consumida y crear 10.000 empleos.

Incluso investigadores granadinos están estudiando la posibilidad de obtener nuevos productos, tales como fertilizantes para uso agrícola, absorbentes de contaminantes del suelo y de aguas o incluso alimentación de rumiantes, a partir cenizas procedentes de la biomasa energética.

Asimismo es evidente que el aumento de la utilización de la biomasa con fines energéticos conllevaría una evidente y necesaria incorporación de recursos económicos a las masas forestales que tan necesitadas de inversión se encuentran.

Si tan conocidas son las bondades, no hago más que perderme en las siguientes cuestiones: ¿por qué aún asistimos a cierta parálisis por parte de las administraciones a la hora de apostar decididamente por la biomasa?; ¿por qué otros sectores como el eólico o el fotovoltaico si han experimentado un importante desarrollo?

Voy a lanzar unas cuantas ideas a modo de pregunta: ¿será que el carácter poco dado a la comunicación del sector forestal no ha sabido transmitir a la sociedad y por ende a la administración los altos beneficios que trae consigo la biomasa?, ¿será por qué en un sector de escasa innovación como el forestal, las barreras tecnológicas han retrasado su implantación?, ¿o quizás la causa sea la falta de actitud emprendedora de empresas, técnicos y políticos?…

Tengo claro que apostar por la biomasa, significa aumentar la calidad de la gestión de nuestras masa forestales, significa reducir combustible de los bosques y por tanto reducir el número y virulencia de los incendios forestales, significa desarrollar el sector forestal y por tanto las zonas rurales, significa una apuesta por las energías limpias que colaboran a frenar el tan mentado, y aparentemente inevitable cambio climático…

Ahora solo hace falta que seamos más quienes los tenemos claro.