Ya hace mas de un año que estuve dejando caer algunas cuestiones sobre la biomasa, sus bondades y por contra sus problemas para el desarrollo (ver aquí). Vuelvo a la carga porque pasado ese año estamos mas o menos en el mismo punto.

Esta semana he tenido la oportunidad de conversar con un dirigente de una Empresa de Servicios Energéticos que desarrolla, o pretende llevar a cabo, su actividad en la región en la que vivo y trabajo. Esta persona me comentaba que tras un año de trabajo comercial y de propuestas técnicas realizadas a empresas hoteleras, y administraciones públicas para la instalación de calderas de biomasa en sus instalaciones, los resultados obtenidos han sido más que decepcionantes.

Incluso instalando la caldera sin desembolso por el cliente y asegurando un ahorro sobre el gasto actual generado por calderas alimentadas con combustibles fósiles de hasta 180.000 € anuales en algún caso; incluso en estas circunstancias la respuesta es dubitativa y el posible cliente acaba «estancando» la decisión.

Y ahora sí que no entiendo nada. Estamos hablando de un ahorro excepcional sobre el que no hace falta inversión…señores y señoras: estamos hablando, no me cansaré de repetirlo, de hasta ¡¡180.000 euros!!, por no hablar del aprovechamiento de un recurso local y de la emisión evitada de CO2 (que de ser emitida habría que acudir al mercado de derechos de emisiones).

Entonces ¿qué ocurre?…los gestores de estas instalaciones ¿son ciegos?,¿son poco competentes?,¿responden a otros intereses?…Yo creo que simplemente no tienen confianza…si, si, CONFIANZA; esa palabreja que últimamente inunda los carrillos de políticos, empresarios, sindicalistas; y que ocupa las portadas de los periódicos.

Y no existe confianza por varios motivos, de los cuales acierto a apuntar dos: no hay confianza en cambiar nuestra forma tradicional en los últimos años de generar calor (temor a lo nuevo), y por otro lado no hay confianza en un suministro de combustible a medio-largo plazo a precios ajustados.

La falta de confianza es un tema difícil de revertir pero que comúnmente se soluciona con la buena experiencia. Para mi la solución esta clara: las diferentes Administraciones Públicas deben ejercer de motores ejemplarizantes, de fuente de confianza. ¿De qué manera?, muy fácil: instalen calderas para proporcionar calor/frío y agua sanitaria caliente en Ayuntamientos, pisicinas municipales, museos, Parlamentos, sedes de Cabildos, Diputaciones Provinciales, oficinas de Seguridad Social, del Inem…Este hecho traería consigo múltiples ventajas, que van desde la perseguida función ejemplarizante y aportadora de confianza, hasta el ahorro de costes en las arcas de las diferentes administraciones públicas, pasando por la mencionada emisión evitada de CO2.

Son tantos los beneficios que me cuesta mucho comprender el porqué de este inmovilismo. Quizás disfrazándonos de «Mercados» o de presidenta de Alemanía, nuestros politicos y politicas recojan estas recomendaciones.

Seguiremos…