Desde PROFOR, se organizó el pasado 13 de noviembre, la XXIV Jornada Técnica Forestal, Montes Maderables: Criterios de Ordenación y Criterios de Señalamiento. Se realizó en el P.N. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) concretamente en el monte Navahondona y sus inmediaciones.

Las jornadas estuvieron guiadas por los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y de EGMASA, que nos contaron su experiencia en los trabajos de restauración del incendio del Puerto de las Palomas y, por otra parte, expusieron los criterios que han marcado la gestión selvícola del Parque y, en especial, del monte Navahondona.

En estos montes se produjo un incendio en 2001 en el que se quemaron cerca de 900 ha. Tras 9 años y una serie de experiencias basadas en la “no actuación”, parece que se ha decidido asegurar la restauración en estas zonas puesto que se trata del área de mayor intensidad de uso público del Parque, siendo puerta principal de entrada al mismo.

Para ello se está realizando una generosa inversión. La restauración se ha puesto en manos del equipo de trabajo del Parque, que con la experiencia adquirida en las actuaciones llevadas a cabo tras otro gran incendio producido en Las Villas en 2005 (5.000 ha), está realizando una serie de propuestas novedosas que serán de gran interés para todos los que  trabajamos en el sector forestal.

La repoblación destaca por la realización de riegos por gravedad durante los meses de verano. El sistema de riego utilizado es por goteo, alimentado por un depósito cada 2 ha que se van rellenando mediante camiones autobomba o de forma automática mediante fuentes naturales existentes en el área a restaurar. Los riegos son de sólo 2,5 litros por planta, una vez por semana, con objeto de no aclimatar a la planta a unas condiciones que posteriormente se van a eliminar.

El riego se ha planteado en las zonas más expuestas al uso público, que representan un 15 % de la superficie a repoblar. Según los técnicos el coste de los riegos equivale al de reposición de marras al nivel que se estaban produciendo y se asegura el establecimiento de la repoblación con independencia de la severidad del verano en que se realice.

Otro aspecto a destacar ha sido el control de la herbivoría y la revisión permanente del cerramiento perimetral, fundamentales para el éxito de la repoblación debido a la abundante fauna silvestre que ha venido ocasionando daños en el repoblado hasta la fecha.

Posteriormente nos acercamos a una de las zonas recientemente señaladas del monte Navahondona. Este monte, el nº 1 del antiguo C.U.P. de Jaén, con sus 16.515,176 ha, se ha convertido en un emblema de los aprovechamientos forestales en Andalucía. Se encuentra ordenado desde 1895. Desde esa fecha se ha venido ordenando por diferentes métodos: tramos permanentes, entresaca y el actual tramo móvil.

Las especies presentes en el monte son Pinus nigra y Pinus pinaster, las cortas de regeneración se realizan por aclareos sucesivos y los señalamientos los hace cada Agente de Medio Ambiente en su zona. El estado de la regeneración es bueno y la estructura actual es semiirregular y en ocasiones irregular, lo que refleja la estabilidad de la masa.

La gestión ordenada de este monte desde hace más de 100 años avala la sostenibilidad de los aprovechamientos forestales así como su compatibilidad con el uso público y la conservación de la biodiversidad.

Durante las jornadas hubo como siempre tiempo para el debate. Nos preguntábamos como es posible que exportasemos madera a 8€, mientras que el sector del mueble de Lucena importa madera con características técnológicas disponibles en Navahondona a 80€. Esto de la globalización no hay quien lo entienda.

Entonces, tenemos que el balance de gastos e ingresos de los montes públicos es claramente deficitario, a pesar de contar con montes como Navahondona. Los aprovechamientos forestales no llegan a suponer un ingreso ni en montes con productos de alto valor como los visitados. Por otro lado las inversiones que requieren la conservación y el uso público son relativamente elevadas como en el caso de la restauración que pudimos visitar.

Por tanto, la sostenibilidad del sistema depende en la actualidad (al igual que en el resto del mundo rural) de la existencia de una inversión pública que por el momento viene de Europa, en compensación a la apertura de mercados en que vivimos. ¿Es este un sistema que realmente asegura la permanencia de la masa? Yo creo que podemos hacerlo mejor.

Los andaluces, además de tener en propiedad el 13% de la superficie forestal, gestionamos a través de nuestra Administración el 28% de la misma. Es una oportunidad para predicar con el ejemplo en la gestión de lo público y ser el motor de arranque de un sector productivo (no especulativo) que abre una puerta al empleo en estos tiempos.