Últimamente he andado inmerso en varios diseños y ejecuciones de inventarios forestales en distintas CC.AA. y me gustaría comentar el exceso de importancia que, desde mi punto de vista, se da al error de muestreo en la estimación de las variables, volumen con corteza, área basimétrica o número de pies,  a nivel de estrato, cuartel o monte.

Parece que un inventario está bien realizado cuando tras los resultados del mismo se alcance el nivel de error deseado, cuando ésto únicamente quiere decir que se ha hecho un número suficiente de parcelas y que la estratificación realizada permite alcanzar ese error.

Un inventario, desde mi punto de vista, está bien hecho cuando cumplen al menos tres aspectos:

  1. Se miden las variables necesarias para la planificación de aprovechamientos o mejoras.
  2. Se miden con la precisión (error) suficiente para un adecuado diseño de las actuaciones.
  3. Se hace de la manera más eficiente, es decir, se invierte la menor cantidad de dinero posible.

Si tomamos los anteriores aspectos como objetivos intrínsecos al diseño de un inventario forestal, algunas de las consecuencias en el diseño de inventario de algunos de los montes serían:

  • Sólo se realizaría inventario dasométrico en aquellas masas en las que se requiera una cuantificación estadística de los aprovechamientos o mejoras. Es decir no tiene sentido hacer un muestreo estadístico en un monte bajo de rebollo para luego decidir que se va a aplicar un resalveo por lo bajo a 1.200 €/ha. Todas las parcelas allí realizadas se hubieran sustituido por una estimación pericial con bajo coste y resultados parecidos.
  • No se medirían aquellas variables que no voy a utilizar, porque la captura de información sin objetivo definido suele quedar olvidada y,  además, estoy gastando unos euros que seguro son útiles en otro menester.
  • Sería mejor para el cálculo de la cortas disponer de una densidad alta de parcelas en las zonas dónde se prevén aprovechamientos que requieren cuantificación y ninguna o muy pocas parcelas en las masas dónde se sabe de antemano qué no se van a hacer cortas en el periodo de aplicación del plan especial. De nuevo, una estimación pericial en zonas dónde no se va a actuar (pinares abiertos por ejemplo) será suficiente y  podremos concentrar nuestro esfuerzo de inventario en las zonas dónde tengamos que diseñar intervenciones.
  • La idea de acumular datos de parcelas en masas dónde no se va a actuar debe estar muy justificada, ya que la acumulación de datos de parcelas en matorrales, montes bravos o latizales bajos de pinares, y montes bajos de frondosas, entre otros, tiene un coste muy elevado y poca utilidad en el marco de los planes de gestión de montes.

Por tanto animo a una reconsideración del planteamiento de los inventarios en el sentido de no mirar tanto el error y centrarnos en aspectos más operativos, aunque en algunos casos tengamos que transgredir las respectivas instrucciones de ordenación, que por otro lado, deberían estar a nuestro servicio y no al revés.

Además como todos estos aspectos tienen importantes repercusiones en los costes de la planificación forestal, seguramente que pronto volvamos con este apasionante tema.